La práctica tiene muchas ventajas: desde agudizar el conocimiento de nuestro cuerpo y del compañero, hasta profundizar en ciertas posturas donde es más difícil avanzar en solitario.
l partner yoga o yoga en pareja es una variación del yoga tradicional (hatha yoga) para conectarse con otra persona desde la práctica, sea con la pareja, un amigo, un compañero o incluso un desconocido. En estas clases de yoga en pareja se explora la posibilidad de interactuar profundamente con otra persona a través de posturas físicas que nos obligan a hacer la práctica como equipo, entender el cuerpo de otro y sanar juntos, pues la ejecución de los movimientos recae sobre los dos.
Para Camilo Amórtegui, profesor de acro yoga y masaje thai, los principales problemas de intolerancia en nuestra sociedad vienen de la falta de contacto físico, del aislamiento en el que permanecemos la mayoría del tiempo. Por eso ha construido, junto a otros especialistas del cuerpo, Anahata Espacio Consciente, un lugar para escuchar al otro desde el silencio, a través del tacto y la práctica de yoga.
En sus clases, la sesión empieza sentados sobre el tapete o mat, hasta progresivamente quedar de pie. Inicia con una meditación frente a frente con el compañero para abrir el chakra del corazón. Continúa con una práctica de pranayamas o ejercicios de respiración. Luego sigue el trabajo físico: aproximadamente 18 posturas en pareja que incluyen torsiones, estiramientos, backbending (o apertura de pecho), flexiones hacia adelante, elongación de piernas y fortalecimiento de distintos grupos musculares.
“Hacer yoga en pareja desarrolla la confianza hacia el otro y nos obliga a explorar nuestro lado lúdico“.
Otra forma de lenguaje
Incluso para quienes llevan tiempo haciendo yoga individual, o cualquier otro trabajo corporal en solitario, hacer yoga en pareja puede confrontarlos consigo mismos desde otra perspectiva pues obliga a poner en pausa los miedos propios para abrirse a escuchar al otro.
“Te das cuenta de que puedes comunicarte sin necesidad de usar tantas palabras. Cuando eres capaz de reconocer tu cuerpo individual a través de la respiración, eso te prepara para establecer un lenguaje con la otra persona”, explica Amórtegui.
En ocasiones, se vendan los ojos durante la clase porque para Camilo dependemos en exceso del sentido visual en nuestra comunicación: “¿Qué pasa si ves con tu respiración? ¿O con tus oídos, escuchando la respiración del otro? Así iniciamos un movimiento a través de la respiración sin necesidad de ver. Vendarles los ojos es liberarlos”, añade. Esta práctica también es una oportunidad de observar cómo manejamos el poder. “En las relaciones, bien sea de pareja o de cualquier naturaleza, siempre alguien quiere dominar y otro que se deja llevar. Para mí, el yoga en pareja te enseña a estar en un estatus igual. Abandonar el rol dominante para escuchar un toque perfecto; para escuchar un estiramiento. Necesitamos ser compasivos, por ejemplo, cuando la otra persona no tiene tanta elasticidad. Hay que estar realmente atento al cuerpo del otro, a su esencia. Es un poco como bajarse del bus del ego”, comenta el profesor.
4 posturas para intentar en casa
1. Torsión del compañero
En postura cómoda, con piernas cruzadas, apoyar ambas espaldas entre sí. La mano izquierda toma la rodilla derecha de la pareja y el compañero lleva su mano derecha hacia la rodilla o muslo izquierdo. Luego ambos cambian al otro lado. Hacerlo con delicadeza, inhalar y exhalar lentamente. Profundizar en la torsión, al punto que ambos cuerpos lo permitan.
2. Doble barco
Se recomienda iniciar la postura sentándose frente a frente con piernas flexionadas y pies en el tapete. Tomarse de las manos suavemente, intentar juntar plantas de pies y comenzar a extender piernas poco a poco, sin perder el equilibrio y sin soltar manos. Es muy buen trabajo para lumbares, muslos y abdomen.
3. Doble barco que mira abajo
Se inicia con los dos en la postura, uno delante del otro. Quien se ubica adelante debe caminar hacia atrás hasta poder alcanzar con los pies la espalda baja del otro y colocarlos de manera estable en la cadera del compañero, donde se sienta cómodo. Mantener la asana de 5 a 10 respiraciones. Para salir de la postura, quien sea la base debe flexionar las rodillas hasta apoyarlas en el suelo y plegarse para que la persona de arriba pueda bajar fácilmente.
4. Doble pinza
De pie, cola con cola, doblarse hacia adelante tratando de tocar el piso con las manos. Luego tomar al compañero por las muñecas, antebrazos, codos u hombros, dependiendo de la flexibilidad de ambos. Intentar mantener las piernas extendidas, pecho abierto, columna recta y cabeza suelta apuntando al suelo.
Recomendaciones para hacer las posturas de forma segura y correcta
No hace falta ser un yogui experto o tener mucha práctica para probar una clase introductoria de yoga en pareja. Sin embargo, es importante tomar en cuenta algunos detalles para que la experiencia y la del compañero sea satisfactoria y libre de lesiones:
• Siempre estar atento a la respiración: es la clave para realizar los movimientos al propio ritmo y sin apuros. También ayuda a descubrir los tiempos y velocidades de la pareja.
• Soltar el control y relajarse: la idea es liberar tensiones, no generar nuevas. Esto ayudará a no desgastarse e invertir sólo la energía necesaria para cada asana y permitir al acompañante fluir desde sus propias capacidades.
• Identificar cuáles son los límites en flexibilidad, fuerza, apertura, entre otros. Mantenerse dispuesto a observar detenidamente y respetar los límites del otro y conseguir el punto medio de los dos en cada postura.
• Centrar su atención en la postura y en la pareja, como un equipo. Disfrutar cada postura sin obsesionarse con el resultado. Vivir el proceso como un juego. ¡Divertirse!
• También se recomienda el uso de accesorios como cintos, bloques, y cualquier elemento que genere un entorno seguro para quienes practican con algún tipo de limitación o lesiones como contracturas o retracciones musculares.
Ventajas del yoga en pareja
• Ayuda a intensificar los estiramientos y torsiones. Puede llevarnos a profundizar en ciertas posturas donde es más difícil avanzar en solitario.
• Desarrolla la confianza hacia el otro y nos obliga a explorar nuestro lado lúdico.
• Ayuda a desinhibir. Baja la resistencia a tocar y ser tocados.
• Estimula la creatividad y la capacidad de resolver conflictos rápidamente.
• En las posturas de equilibrio, hay mayor exigencia, ya que parte del apoyo está en la pareja. Para que funcione, se requiere coordinación de ambas partes.
• Agudiza la percepción de nuestro cuerpo.